Un episodio de nuestro podcast que no vas a olvidar
Hay conversaciones que rompen el silencio. Otras, lo habitan con tanta dignidad que lo vuelven sagrado.
En nuestro último episodio de podcast, nos sentamos frente a Luna: una mujer joven, lúcida y directa, que trabaja como escort en la ciudad de Asunción, Paraguay. Durante más de una hora de diálogo íntimo, honesto y sin adornos, nos regaló su historia. Y con ella, nos sacudió todos los prejuicios.
No es su nombre real, pero la palabra la representa: es alguien que brilla desde las sombras, que cambia de forma, que se deja ver solo cuando decide hacerlo. A sus 29 años, Luna ha construido una vida entre márgenes: los del deseo y la necesidad, los del juicio social y la autodeterminación, los del cuerpo como herramienta y como territorio.
Pero, por encima de todo, Luna es voz. Una que habla claro, sin pedir disculpas, y que desmonta con cada frase esa doble moral que atraviesa a nuestra sociedad: la que consume sexo en privado y lo condena en público.
Porque en tiempos donde las palabras se usan para evadir o maquillar, Luna las usa para decir.
En esta entrevista no hay morbo ni sensacionalismo. Hay una mujer que cuenta cómo fue pasar de trabajar en limpieza y call centers a decidir vender su tiempo —y, a veces, su cuerpo— para sobrevivir. Pero también hay preguntas sobre placer, poder, miedo, autoestima, familia, futuro. Y respuestas que, lejos de romantizar, confrontan y conmueven.
“Es como ser actriz, psicóloga y guardaespaldas. Pero sin sindicato.”
“No romantizo lo que hago, pero tampoco lo odio. Lo que me molesta no es el trabajo: es el juicio.”
“Me fui a la mitad de un servicio. Perdí la plata, pero no el alma.”
Cada una de sus frases tiene la fuerza de una verdad que fue masticada durante años en silencio. Escucharla es abrir los ojos a una realidad que, aunque muchos niegan, habita nuestras ciudades, nuestras economías y nuestras propias contradicciones.
Luna no busca que la comprendan. Tampoco pide permiso. Pero sí ofrece algo valioso: la oportunidad de mirar una historia sin filtros. Y, en el proceso, mirar(nos) también.
Porque si algo deja claro este episodio, es que el trabajo sexual no habla solo de sexo. Habla de desigualdad. De hipocresía. De clase. De género. De qué estamos dispuestos a juzgar y qué preferimos callar.
Y, por sobre todo, de dignidad. Una dignidad que no se mide por la profesión, sino por la lucidez con que una persona decide vivir dentro del mundo que le tocó.
Este no es un episodio para todos. Es para quienes se animan a mirar donde otros prefieren desviar la vista. Para quienes entienden que escuchar es también una forma de resistir.
Compartilo si alguna de sus frases se te quedó pegada. Si te hizo enojar, llorar, pensar. O si simplemente creés que hay voces que merecen ser amplificadas.